Erbin empezó a correr hace relativamente poco tiempo, y ya logró excelentes marcas en carreras de calle y en trail. Decidió correr sus primeros 42 kilómetros sobre asfalto y logró entrar a una carrera mítica, una de las majors, la maratón de Berlín.

Por Marcelo Metayer, de Agencia DIB

La maratón de Berlín, en Alemania, se corre desde 1974 y es una de las carreras de calle más importantes del mundo, junto con las de BostonChicago y Nueva York (EE.UU.), Londres (Reino Unido) y Tokio (Japón). Por fuera de los Juegos Olímpicos y el Campeonato Mundial de Atletismo, a estas maratones se las llama majors. Es muy difícil participar en ellas, y eso está reservado o bien a atletas de elite, o a quienes pueden pagar para entrar en un sorteo. Además, la maratón de Berlín en particular es conocida por albergar los récords mundiales, por sus características de terreno prácticamente llano. Dicho esto, ¿qué probabilidades hay de que un corredor argentino, en medio de la crisis actual, pueda entrenar y lograr un tiempo que le permita estar entre los mejores del mundo en las calles de Berlín? Parece algo casi imposible, pero Santiago Erbin, nacido en Pehuajó y ahora residente en Mar del Plata, lo logró. Y lo cuenta para todos en esta nota.

DIB: ¿Cómo te enganchaste con el running?

Santiago Erbin: Hace cinco o seis años tuve un problema con las adicciones. Me sentía atrapado, quería salir y no realmente no podía. Le pedí ayuda a mis viejos porque era la única manera, mi entorno tampoco era muy favorable para salir de ahí. Mis viejos me agarraron de la mano, y pude hacer un tratamiento que me llevó bastante tiempo y me costó mucho. Dentro del tratamiento una de las cosas que se te piden como para generar nuevos hábitos es que tenés que cambiar toda tu vida, porque sino siempre volvés a lo mismo. Lo que más me costó fue dejar el deporte que me apasiona, que en este caso no era el running sino el fútbol. Fui modificando un montón de cosas de toda mi vida, a los 25 años, prácticamente con toda una vida hecha, es muy difícil reinventarte.

La cosa es que tenía un par de compañeros que me decían “¿por qué no vamos a correr?”. Y yo siempre me negaba. Hasta que un día los acompaño a una carrera, yo iba de espectador. Y cuando llego a la largada veo lo que se genera en ese momento y dentro de una carrera. Y por más que en ese momento no me gustaba el running, cuando veo eso me digo que no puedo no correr una carrera para ver qué era.

Entonces a la próxima carrera me invitan de vuelta como espectador y les digo “no, no, a esta la voy a correr”. Así que yo iba mechando, o sea entrenamiento un poco para fútbol y entrenamiento un poco para correr, para trotar. Así fui a correr esta carrera que fue en Balcarce, una de trail, creo que de 17 kilómetros en la montaña.

Después de correrla conozco a una profesora y me dice que tenía condiciones y me propone entrenar, yo no quería soltar lo otro, el fútbol, pero de poquito fui soltando. Empiezo a entrenar con ella y me puse como objetivo ir a correr el Raid Columbia, allá en el norte del país. Todavía seguía con el trail.

La corrí, volví a quedar bien en la general, volví a quedar bien en mi categoría y ya se me puso como objetivo la carrera del Cruce de los Andes. Es una competencia más internacional, mucha más gente, un montón de países, un montón de gente de todos lados, por ese lado más motivadora.

En el medio corro los 21 kilómetros de Buenos Aires. Me habían pedido que la corra en una hora 25 minutos, me acuerdo, y la corrí en una hora 17, bajé el tiempo que me había pedido, y ese tiempo yo lo mando a una maratón que hay en Brasil, en Río Janeiro, para ver si me podía ir a correr los 21 kilómetros del año pasado.

A todo esto, mientras sigo esperando esa noticia, me voy a correr el Cruce a fin de año. Me vuelve a ir bien: quedé tercero en la general y segundo en la categoría. Eso fue, por así decir, mi primer podio. Y ahí se me abrieron un montón de puertas. Una de ellas, que me facilitó muchísimo hoy estar al nivel en el que estoy, fue poder tener una beca del municipio del lugar de donde soy. Porque correr como uno quiere correr o como pretende correr, en este caso, no es solamente ir a entrenar, hay un montón de cosas más: tenés calzado, indumentaria, suplementos, nutricionista, masajista, quiropraxia. Era imposible para mí, en ese momento, solventar todo eso, y conseguí una ayuda del municipio, me bancaron todo un año.

También me había llegado la citación para ir a correr la maratón de Rio de Janeiro. Fue el primer año que me llevaron a entrenar a la altura, a Cachi [Ndr: en la provincia de Salta], el año pasado.

Cuando volví ya me empezaba a decir por las carreras de calle, no de montaña. Corro en Rio de Janeiro, me va bien; después vengo acá a Mar del Plata, corro la Open Sports (15 kilómetros), me va bien; después corro la media maratón de New Balance en Mar de Plata, me vuelve a ir bien.

Me invitaron a correr en Comodoro Rivadavia, allá en el sur, y también tengo una buena performance. Nunca había corrido en este sur, nunca había corrido con tanto viento. Es muy difícil ponerlo en palabras. Ráfagas de 80, 90 kilómetros por hora, veías gente caerse cuando iba corriendo. De todas las carreras que corrí fue la más dura.

Ese mismo año corro los 21 kilómetros de Buenos Aires y vuelvo a bajar el tiempo y dije bueno, lo vamos hablando con la profesora, yo quería debutar este año en 42.

Todo corredor de larga distancia, el objetivo que tiene siempre es tener la oportunidad de ir a correr una maratón, cualquiera, una maratón X. Mi objetivo era correr la maratón de Buenos Aires y con mi profesora mandamos un mail a la asociación internacional que regula estas cosas con las marcas mías de media maratón, ya que todavía no tengo maratón encima.

Recibí una respuesta, que decía que el 6 de diciembre tenía la respuesta absoluta de por sí o por no, para la maratón de Berlín.

A todo esto, yo seguía esperando, pensaba que no me iban a mandar el mail. Me acuerdo de que estaba laburando ese día. Viste que el celular, cuando te llevo un mail, te llegué como si fuera un WhatsApp también. Y no lo quería abrir, hasta que un compañero lo abrió y me dice “te mandaron un número para una carrera internacional”.

Me dieron el OK y no lo dudé. Sin saber si este año iba a estar becado, si tenía la oportunidad de que aparezca algún sponsor o no. Le dije a mi profesora “es mi sueño, quiero correr una maratón y más poder debutar en una maratón de esas”. Y bueno, le dimos para adelante con lágrimas de alegría.

“No sabía que iba a ser tan difícil”

Ahí empezó el entrenamiento más duro.

SE: Desde diciembre pasado que me vengo preparando. Lo que sí, yo no sabía que preparar 42 kilómetros iba a ser tan, tan duro, es muy duro. De diciembre a mayo fue una pretemporada larga, de mucha carga, mucho volumen de kilómetros, mucho. Después en abril bajé un mes la carga, porque corrí la primera media maratón de este año.

Ya fuimos a otros ritmos y a otras cargas, terminé eso y volví otra vez con un volumen de carga, que fue todo lo que fue mayo. Arrancamos con una semana de 140 kilómetros, la segunda semana de 150 kilómetros semanales, la tercera de 170, la cuarta fue de 140 y la quinta que fue la última fue de 160. Fueron casi 720 kilómetros en el mes.

Empecé a conocer los dolores, te empiezan a aparecer músculos que no sabías que existían (risas). Siempre tuve cansancio muscular, pero no al nivel de esto, de si no respetás una comida, si no respetás el horario de una suplementación, si no respetás lo que te dicen, el cuerpo te pasa factura.

Así que desde diciembre trabajo, entreno y tengo mi momento con mis amigos o con mi familia. En esos pocos días que paso con ellos los disfruto, los valoro mucho, es como mi cable a tierra. Es desestresarme y luego volver a la rutina, que genera un estrés en el que tenés que recurrir a un psicólogo, un profesional especialista en deporte en mi caso. Porque de cada diez días que entrenás, ocho son pura voluntad y dos son lindos.

¿Cómo es el tema de la dieta para una maratón?

SE:  No es complicado, el tema es que se te haga un hábito. Yo por ahí vengo hace dos años y medio o tres, y lo que más me costó fue por ahí empezar a entrenar en ayunas, reducir la cantidad de alimentos que yo comía. Una vez que se me hizo un hábito ya está. Depende del ciclo en el que esté, depende de cuántos kilómetros esté corriendo, me controlan cada dos meses, dos meses y medio. Tengo unos tres o cuatro estudios anuales completos, en los que se verifican las vitaminas, el colesterol, un montón de cosas que es específico en cada corredor.

El objetivo mío en la dieta era llegar a 67 kilos. Yo mido 1,81 metros, o sea mi peso normal tendría que ser 80, 83 kilos. Hoy estoy, en ayunas, en 69 kilos y monedas. Pero ya no hay más grasa, es muy difícil después empezar a bajar, sosteniendo lo que tenés.

Esto es como el auto. Si vos llenás el tanque de gas, haces los kilómetros que te da el gas, ahora si al auto, por más caro que sea, lo llenás el tanque con nasta, haces muchos más kilómetros, y capaz que en un viaje de mil kilómetros llenas una sola vez el tanque.

Y en el caso de Boston, donde se marcan los récords mundiales, ¿cuál sería tu tiempo ideal?

SE: Qué pregunta, ¿no? Nunca corrí la distancia, realmente vengo cada mes de carga, me testean y vamos viendo a ver cuáles son los ritmos y esas cosas, por ahí el último, el último test que tuve fue muy bueno y nada, me dio un ritmo que yo no estaba ni siquiera en mis planes ir a correr a hacer ritmo, que en el cual me agarra mucho miedo.

El hecho de decir “es mi primer maratón” me cuesta muchísimo. Y le estoy poniendo muchísimo esfuerzo para ir a Alemania, llegar allá y correr a un ritmo que sé que a los 27 kilómetros me puede dejar afuera, me falta la mitad de la carrera.

Son los miedos que trabajo con el psicólogo. Y con mi profesora que me da toda la confianza, que me dice, “mirá, los números están claros, te da esto”.

Si yo te tengo que decir hoy, cuál es mi sueño, mi gran sueño es poder terminarla, bien o mal, ese es mi primera meta, terminar mi primera maratón, terminarla. Después, todo lo que venga acompañado de cuando yo cruzo el arco, bienvenido a ella. Como corredor, como competidor, me voy a poner un objetivo, me voy a poner una marca a la cual yo sé que va a estar complicado llegar, pero sé que puedo llegar si aprieto los dientes.

Hoy no me pongo a pensar en eso porque me agarra mucha ansiedad, como tampoco me puse a ver nada de lo que es la carrera.

El desafío mental

Me llama la atención el peso que tiene el entrenamiento psicológico.

SE: Preparar una maratón es un entrenamiento 70 por ciento mental, 30 por ciento físico. Nosotros entrenamos muchísimo la parte mental con el método Wim Hof. Es en frío con apneas.

Es una pileta grande donde vos entrás entero menos el cuello. Antes tuve dos meses de preparación en ducha fría y dos meses de preparación en apneas, en tratar de controlar el sistema respiratorio y el cardiovascular. Luego de la preparación te metés en estas bañeras con hielo en las que se practican muchos ejercicios.

Este método Wim Hof te hace transitar emociones y tenés que aprender a lidiar con lo incómodo, que no deja de ser nunca incómodo, pero tenés que hacerte amigo. En un momento deja de molestar, pero sigue siendo incómodo.

Entonces, vos te parás delante de la pileta y parece muy fácil meterte, pero cuando ves todos los hielos flotando dudas. Una vez que te metés tenés que aguantar el primer minuto y medio. La primera emoción que se viene es la ansiedad. Cuánto falta, cuánto termina, cuánto tiempo va, tenés que olvidarte de eso y a su vez tiene una parte incómoda, el hielo y el frío se sienten como si te clavaran agujas en el hueso.

Todas esas agujas las tenés que llevar conscientemente a donde vos tenga un dolor muscular. Ya sea el gemelo, el tobillo, donde sea. Pasado el minuto y medio dos, si superaste eso, te quedas tres. Yo arranqué con tres minutos y salía. Después con cuatro, con cinco, he llegado a nueve.

Cifras en mano

¿Qué pasa con la cuestión de conseguir sponsors, que mencionabas antes? ¿Todavía tenés la beca?

SE: Esa es una gran pregunta. Por ahora la beca que tenía desde Pehuajó no ha vuelto a salir. Ni para mí, por lo que me dijeron, ni para ninguno de los deportistas que eran becados dentro de Pehuajó, por un tema de la realidad de hoy de Argentina. Han cortado muchas cosas y entre ellas toda la ayuda del Estado al atletismo.

Es una responsabilidad del Estado porque el deportista lo toma como un trabajo y es la cara visible después, en este caso de Argentina, en Alemania.

En cuanto a los sponsors, muchas marcas ya tienen sus atletas y es muy difícil entrar hoy. La verdad es que siempre tengo algunos sponsors, no te voy a decir que no, tengo algunos que me ayudan desde donde pueden, y yo realmente lo valoro y se lo agradezco día a día y los menciono constantemente.

Como te digo, esto es muy a pulmón. Todos los gastos que tengo los banco yo y algunos me dan una mano. De cara a la carrera, mucho de estos chicos que a mí me ayudan o de las marcas que a mí me ayudan, me dan un montón de cosas para que yo rife. Con esos sorteos, entonces mi idea es juntar algo de dinero para poder estar allá en Alemania bien,, solventar algunos gastos.

Mientras tanto, tengo la esperanza de que algo aparezca, soy optimista. Tengo fe de que pueda llegar una mano. Mientras tanto seguiré haciéndolo a pulmón.

Entre la preparación e ir a la carrera, es un monto importante.

SE: Es mucha plata, sí. Muchos me dijeron “¿por qué con esa plata no te comprás un terreno o cambiás el auto?”. Pero yo, como te decía, soy optimista. ¿Para el terreno? Creo que voy a tener tiempo más adelante. Para cambiar el auto, ya tengo un auto. ¿Puede tener un auto mejor? Me gustaría, pero me quedo con el que tengo. Pero hay algo que es muy llenador, que por ahí es muy difícil hacerlo entender a alguien que quizás no tenga un sueño, aunque no creo haya alguien así. Pero si el día de mañana yo digo “uy, podría haber hecho tal cosa”, quiere decir que ni siquiera lo intenté.

Si te digo “lo hice y no me salió”, quiere decir que por lo menos lo intenté. Entonces yo lo miro desde este lado, puede salir un montón de plata, pero eso es cumplir un sueño y para mí, te lo digo ahora y se me pone en la piel de pollo, para mí cumplir un sueño es lo más llenador que hay. Después me puedo cagar de hambre un mes. Pero yo me puedo morir y me lo llevo, eso se va conmigo, y es inexplicable.

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La Maratón de Berlín de este año se corre el domingo 29 de septiembre. La largada es a las 3.50 de la madrugada, hora argentina. Se transmite en directo por muchas vías. Este año, desde Pehuajó y la provincia de Buenos Aires habrá una hinchada alentando por un atleta argentino más. (DIB)