Juan Ignacio Falcón es delantero, tiene 25 años y nació en Pehuajó. Tuvo pasos por Italia, Gibraltar, República Checa e Islandia, aunque la locura más grande fue en suelo en su liga actual, cuando su capitán le reconoció al árbitro que había simulado una falta dentro del área.
Juan Ignacio Falcón nació en Pehuajó, provincia de Buenos Aires, hace 25 años. A los cuatro empezó a patear la pelota y, unos meses después, se mudó a Santa Rosa, La Pampa, donde comenzó “a entender lo que era la pasión por el fútbol”. El lugar que desató eso en él fue nada menos que la escuela de los hermanos Mac Allister, Carlos y Javier, ahí donde muchos otros jugadores se formaron y despegaron.
A los 12, ya en Pehuajó nuevamente, hizo una prueba en Arsenal de Sarandí y quedó. “Me faltaban condiciones pero era alto, así que quedé y fui agarrando mejores habilidades”, le cuenta a TN desde Finlandia, país donde viste la camiseta del Keuruun Pallo, en la Tercera División.
Antes de llegar al frío finlandés, Nacho pasó por Independiente, donde compartió cancha con una categoría que repartió talentos argentinos por todo el mundo. “Recuerdo todo de mi paso por el Rojo. Soy hincha y cada día que estuve ahí lo viví muy feliz. Estuve en una categoría en la que compartí con Esequiel Barco, Ayrton Costas, el Chaco Martínez, Barreto, que ahora está en México, varios nombres del fútbol de élite”, recuerda el delantero.
En 2021 desembarcó en Finlandia, justo después de la pandemia de COVID-19. “Un intermediario mandó mi perfil y le gustó al equipo. Estuve un tiempo y las cosas no estaban yendo bien, así que me fui a Islandia. Ahí las cosas eran distintas, te ofrecían trabajo de otra cosa también y yo fui pintor”, relata.
Ignacio no entendía mucho de pintura, pero aprendió. Como también aprendió a adaptarse al frío y a las noches larguísimas en Finlandia, a donde regresó en 2022. “Me brindan todas las condiciones. Esta vez me ofrecieron trabajar en la cocina de un camping y dije que no porque pierdo un poco el foco de apuntar lo más alto posible en el fútbol. Obvio que te dan un extra por trabajar también de otra cosa, pero las condiciones son buenas”.
Convivir con un frío que te congela hasta las uñas de los pies
“En invierno la vida en Finlandia es un poco difícil ya que la mayor cantidad del día es de noche”, cuenta Nacho y detalla: ”Amanece a las 10 y a las dos de la tarde es de noche. Hace mucho frío”.
Y no exagera: en enero, la temperatura promedio en Finlandia ronda los -5°C y este año se registró en el aeropuerto de Enontekio una temperatura que registró hasta -44,3 grados centígrados, según informó el Servicio Meteorológico de ese país.
“La adaptación a Finlandia siempre cuesta más que nada por que jugás en canchas sintéticas la mayoría de las veces y el frío es otro condimento que cuesta: muchas veces tuve que frenar una semana por dolor en las uñas del pie, por el frío”, cuenta y destaca: “Eso sí, en verano es hermoso: no hay noche, durante el día no tenés oscuridad”.
El día que el capitán de su equipo “devolvió” un penal
Nacho dice que una de las cosas que más le llamó la atención de la vida en Finlandia no fue el clima, si no lo correctos que son los nacidos en ese país. Y lo que sucede en el fútbol no es una excepción: la falta más grave que puede cometer un jugador es faltarle el respeto a un compañero.
“El finlandés es muy honesto, muy correcto y muy inocente. En el fútbol nunca había visto eso. En el equipo tenemos multas, por ejemplo por llegar tarde como en casi todo el mundo. Pero las más caras son cuando le faltás el respeto a un compañero. Pelearte, insultar o gritar es la más cara de todas, es una falta muy grave”, relata y recuerda lo más insólito que le pasó adentro de una cancha: el capitán de su equipo “devolvió” un penal.
“Fue en 2022. A mi equipo le costaba ganar, no se nos venía dando la victoria. Y en un partido en el que íbamos 2-0 arriba nuestro capitán recibe una patada en el área y el árbitro cobra penal. Automáticamente decide decirle al juez que no, que lo anule porque lo había simulado”, recuerda.
“Yo ya estaba para patearlo, con la pelota en la mano. Lo peor de todo fue que ese partido no los empatan en lo último. Terminó 2-2. Fue algo nunca visto para mí, pero es normal esa honestidad y respeto acá”.
Padre piloto, hijo futbolista
Ignacio es hijo de Roberto Falcón, más conocido como Coco, piloto argentino que compitió en las categorías TC Pista, Top Race V6 y TC 2000 de Segunda División y que en la actualidad corre en el Campeonato de Nürburgring de Resistencia de la VLN, donde fue bicampeón en las ediciones 2017 y 2018.
“Mi papá nunca quiso que siguiera sus pasos, nunca me presionó. Las cosas se fueron dando, yo empecé a formar mi carrera y siempre tuve un padre presente que me acompañó y me aconsejó de la mejor manera. Él se dedicó al automovilismo y yo al fútbol, pero tenemos cosas en común: el sacrificio y el trabajo duro”, relata Nacho y al respecto, recuerda: “Mi papá siempre me dice que él recién pudo ganar un campeonato a los 42 años. A veces cuesta, pero al final tenés recompensa”.
Fuente: TN