Y Calaveras va…El conjunto del Matadero se ha convertido en una grata revelación en este 2024. El título obtenido en la Copa de Campeones y el arranque en el certamen oficial ubican al conjunto de Pablo Hernández en un lugar de consideración.

El domingo se sobrepuso a la falta de su arquero titular, uno de los valores de mayor experiencia en el plantel y recurrió a su portero suplente Bautista Serra quien a los dos minutos contuvo un tiro penal, determinante para el desarrollo del encuentro.

Calaveras propone un juego ofensivo sin descuidarse. Lo hace con la proyección de sus laterales de forma constante y atinada y un manejo prolijo de la pelota en la mitad de la cancha cuando la recupera. Cuando el vértigo le gana a la prolijidad y no se complementa, el albinegro desperdicia algunas buenas ocasiones de ataque.

Inteligente, junta sus líneas, retrocede hasta tres cuartos y en alrededor de 35 metros coloca a sus diez jugadores de campo. Así cuando tiene que recuperar. Después llega otra de las variantes del juego: que hacer con la pelota cuando la tiene. Y Calaveras construye desde la salida rápida y el despliegue de Carlos Querejeta o la sapiencia de Facundo Romero, valor importante para aportar pausa entre tanta vorágine. Complemento uno del otro.

Luego dispone de cuatro valores que en forma de rombo son sacrificio y juego. El domingo ante Huracán de Carlos Tejedor (al que redujo en la segunda etapa a la mínima expresión), colocó a Vargas cerca del doble pivotte medio, Savaria como “9” (lugar ocupado por Renso Hidalgo), Becerra por izquierda y por derecha uno de los mejores valores del torneo en estas primeras fechas: Máximo Ruiz. Calaveras le dejó la pelota a Huracán, pero el dominio conceptual del juego fue del local.

Calaveras es entrega, sacrificio y solidario para recuperar la pelota e inteligente al momento de jugar.

De jugar achicando espacios cuando no la tiene, y desplegándose cuando la recupera, pero siempre siendo corto. Entre sus centrales y su hombre más adelantado nunca hay más de 40 metros. En cambio, el ancho de la cancha es cubierto de extremo a extremo.

Gustavo Antonio le había dado una identidad en el 2022, que lo dejó a un punto de acceder a semifinales. Fueron 9 partidos ganados, 3 empatados y 8 perdidos.  Hernández continuó el año pasado después del alejamiento de Antonio donde Calaveras quedó lejos en números, pero con muchos partidos igualados (9), sobre un total de 14, donde solo cosechó un triunfo, y luego fueron 3 derrotas. Para el 2024 hubo una continuidad. Con jugadores que conocía desde las formativas, potenció su idea que acompañado de buenos resultados siempre ayuda.

El equipo de Hernández hace simple un concepto básico del fútbol; pero que por simple es difícil de lograr. Es un abanico. Se cierra al momento de defender y despliega en amplitud cuando ataca.

Hay una idea, un concepto y jugadores que creen en la propuesta.

David Ortiz que volvió al club, desde su experiencia comienza a construir la columna vertebral del equipo. El portero además maneja bien el juego con sus piernas, lo que permite ser salida “limpia”. Franco Rossomano y Lucas Chávez son los centrales. El domingo, con la expulsión de Chávez retrocedió Romero a ser primer marcador central. Luego con las variantes, terminaron jugando en dupla Baute y Herrera.

La amplitud que pretende con los laterales quedó demostrada en la final de la Copa de Campeones. Centro de Agustín Ruiz, gol de cabeza de Juan Ríos.  La famosa frase de la “frazada corta” ha generado que, a espadas de los laterales lo hayan lastimado a Calaveras. Pero el proponer implica sus riesgos.

Ruiz (Agustín, el lateral) es una aparición para destacar. Pasa y pasa y pasa…un lateral a la escuela brasilera. Su hermano (Máximo) es “picante”. De esos jugadores que valen la pena ver. Atrevido, desfachatado, sabrá que, a partir de sus buenos comienzos los marcadores lo “verán” de otra manera, será su inteligencia no caer en la trampa que le propongan los rivales y seguir creciendo.

Ruiz, Becerra, Vargas e Hidalgo (o Saravia) es un rombo ofensivo que propone versatilidad, colaboran en defensa y cuando rompen en ofensiva, llegan y lastiman. El domingo, con la expulsión de Chávez, que obligó a Hernández rearmar el equipo, Vargas partió mucho más cerca de Querejeta, en la colaboración defensiva. Becerra fue solidario en la marca por su banda y sumó gambeta en los metros finales.

Una muestra del equipo “corto” que propone el técnico es la apertura del marcador. Baute tomo un rebote en campo rival, con Calaveras presionando y luego de correr unos metros sacó un disparo (ya lo había intentado, pero con menos fortuna) que si bien se desvió en un rival, fue un golazo para quebrar el encuentro.

Una política institucional que desde el 2022 ha permitido que el club se sustente en primera con mayoría de jugadores propios.

Si bien la idea, el concepto debería mantenerse más allá de los resultados, estos siempre sirven y convalidan (muchas veces) las acciones. Hay números que sirven para graficar. Calaveras hace diez partidos que no pierde. La última vez fue por el clasificatorio del 2023, cuando Deportivo lo goleó 4 a 0. Luego siguieron dos igualdades, ante Juventud Unida y KDT, para concluir el año.

En el 2024, lleva ocho partidos oficiales. Cuatro triunfos y un empate (victoria por penales) en la Copa de Campeones y dos igualdades y un triunfo en el liguista.

El domingo visitará a Unión, en un encuentro interesante para los dos clubes. Solo el futuro sabrá hasta donde llegará Calaveras y si lo realizado hasta el momento solo será un buen recuerdo o la consolidación de un trabajo.

En este inicio futbolero, en épocas de mendigar un par de pases y “algo” de fútbol, Calaveras es una alternativa que seduce por estas canchas. Con una propuesta, donde el despliegue físico y la solidaridad son puntos de partida, pero con un concepto de juego, de ataque, de “intentar” que lo posicionan como una grata y valedera opción de nuestro fútbol.

#JT

Foto: Calaveras Un Sentimiento