Fernando Belasteguín (Pehuajó, 1979) afronta sus últimos días de carrera profesional. Atrás quedan 30 años de éxitos con la pala en la mano, un sinfín de títulos y un legado que va más allá del propio pádel. Ahora, y antes de empezar el Comunidad de Madrid P1 de Premier Padel, se abre en MARCA con su lado más personal.
Pregunta. ¿Cómo afronta la semana en Madrid?
Respuesta. Con muchas ganas. Tengo un cariño muy especial a esta ciudad, me vio crecer, viví siete años hasta que me casé… así que estoy muy contento, con ganas de jugar ya. En 2008 me fui a Barcelona, una ciudad en la que por suerte me ha ido bien, así que estoy muy contento.
P. ¿Qué piensa si le digo en voz alta que le quedan tres meses de carrera?
R. Pienso que lo tengo que aprovechar. Han sido 30 años espectaculares, pero no me quiero precipitar y me centro en Madrid. Muchos amigos me dicen que tengo que disfrutar estos últimos meses… y yo disfruto siendo competitivo y dándolo todo. Este último año ha sido un poco raro porque he tenido lesiones, he estado algunos torneos sin jugar, he jugado bien, he jugado mal… pero quiero acabar haciéndolo bien, sobre todo en varios torneos consecutivos.
P. ¿Cómo lleva tener todo el rato alrededor ese ambiente de despedida?
R. Bueno, lo que más me choca es cuando me voy de los torneos porque he perdido y pienso ‘vaya, es la última vez que he jugado aquí’. Agradezco a Premier Padel que quiera tener un detalle conmigo en ciudades que han sido especiales para mí, como ésta.
P. En 2020, en una entrevista a MARCA, dijo que cuando se retirarse lo primero que haría sería pedir perdón a su familia. ¿Quiere decir que el pádel le ha quitado más de lo que le ha dado?
R. Sería un desagradecido decirlo tan categórico, pero tengo claro que me ha quitado mucho tiempo de estar con mi familia, que para mí lo son todo. Ahora pienso que todo lo vivido ha merecido la pena, pero igual cuando baje pulsaciones y lo deje pienso otra cosa. Lo único que tengo claro es que sin mi mujer, que se echó la familia a la espalda, todo esto no habría sido posible.
P. Usted siempre dio en su carrera imagen de ser casi indestructible, pero, ¿qué miedos tiene el Bela de ahora?
R. Quizás sí que he transmitido eso, e incluso por momentos me sentía así, porque no me lesionaba y estaba competitivo siempre prácticamente hasta los 42-43 años. En los últimos años se ha notado otra cosa, no me sentí del todo bien y he estado algo más frágil porque he apretado para estar a la altura de los jóvenes y la naturaleza no te perdona. Las lesiones son un golpe muy grande a nivel mental, me sentía frágil, y eso se trasladaba a mi juego. Quizás estar tanto tiempo lejos de mi familia, expuesto en este mundo del pádel, me ha hecho ser algo más frío porque intentaba ser más inmune a todo. Ahora soy como un castillo de arena, y si mi familia no está bien, me entran los miedos.
Cambiaría algo de lo que ha hecho en su trayectoria?
R. Yo creo que con el tiempo siempre hay muchas cosas que quizás las hubiera cambiado. Viéndolo con la experiencia que tengo ahora, viendo la cantidad de veces que te puedes haber equivocado o que te han engañado, pero en el momento… Yo soy una persona que he tomado todas las decisiones pensando que en el momento era lo mejor que hacía y me he dejado llevar por mis sensaciones y por mis sentimientos. Hoy, con la experiencia, podría decirte que hubiera cambiado cosas, no lo sé, pero lo que tengo claro es que en mi vida he aprendido tanto de errores como de aciertos.
P. Recuerdo que dijo en una entrevista que no le gustaba que sus hijos se criasen en el ambiente del campeón y que por eso no guardaba trofeos en casa. ¿Cómo se les transmite a los jóvenes, en una sociedad en la que hoy en día todo es inmediatez, que hay cosas importantes más allá del triunfo?
R. Mira, en mi caso he tenido suerte hasta con eso en mis hijos. Yo tuve una época en la que ganaba todo y hasta cambiaron las reglas -poniendo los partidos a cinco sets- cuando jugaba con Juan Martín, luego llegó la etapa con Pablo Lima en la que cambiaron las pelotas para que se igualase todo un poco… En esa época mis hijos eran pequeños y por suerte han empezado a tomar conciencia de todo estos últimos años, cuando más he perdido en mi carrera. Entonces me lo tomo como algo bueno, prefiero que me hayan visto perder mucho más que ganar. Ellos me ven entrenar después de haberme ido pronto en un torneo como si no hubiese pasado nada, por eso digo que el deporte me ha permitido hasta educar a mis hijos en muchos aspectos.
P. En los últimos años incluso ha compartido pista con jugadores a los que doblaba en edad. ¿Le llama la atención la mentalidad de los chicos de ahora? Vemos proyectos que duran poco, prima la inmediatez, ganar lo más rápido posible…
R. Yo cuando he jugado con los chicos nunca he intentado enseñarles nada como si fuese su padre o algo así. Yo sólo quería jugar con ellos para intentar ganar algún torneo más, consciente de la dificultad que suponía sobre todo con mi edad. Estoy muy agradecido por ello. Yo seguí haciendo lo de siempre, levantarme temprano, entrenar, cuidarme, descansar… y creo que ellos lo veían y hasta se sorprendían, como Arturo, que no podía ni creerse lo cuadriculado que soy. En cuanto a los jóvenes y la mentalidad, todo ha cambiado: el pádel, el periodismo, la empresa… el deporte no es ajeno a todo esto. Necesitamos que el pádel sea muy diferente al que es hoy en los próximos cinco años, eso significa que el deporte crece.
Luego está el tema de los proyectos, la inmediatez… yo creo que todo esto viene porque el jugador cada vez tiene más gente alrededor, que se nutren y viven del jugador. Y si el jugador no tiene la suficiente capacidad o frialdad para canalizar esos inputs que le llegan, y no estoy hablando de las redes sociales, pues es más complicado. Si los que tienes alrededor te dicen todo el rato que eres un fenómeno o que has perdido por culpa del de al lado, eso hace quizás que la tolerancia con tu compañero cada vez sea menor y que acabes enfrentado a él. Para mí ese es el error más grande, porque yo personalmente siempre he intentado sacar lo mejor de mi compañero. En definitiva, es la época que nos toca, y hay que adaptarse porque, si no, el deporte te acaba poniendo en su sitio. Y si hay que cambiar de compañero cada tres torneos, pues se cambia.
P. ¿Ve entonces peligrosa la deriva que puede tomar esto?
R. Mira, estamos hablando mucho de los cambios de pareja, de los proyectos cortos… pero si te fijas, a lo largo de la historia, hay un patrón. ¿Cuántas parejas hay que puedan ser número 1 ahora? Hay dos, como en mi época con Juan Martín, por ejemplo. Nunca hubo tres o cuatro que estuviesen cerca. Entonces, a lo que voy, es que el deporte crece, evoluciona, mejora… pero hay cosas que no cambian. Por eso ahora hay que adaptarse a lo que hay, incluso creo que al público le gusta que haya cambios, te lo digo de verdad. Cada jugador es especial, cada pareja te transmite algo y el público se agarra a eso. De verdad pienso que esto sirve para que el deporte crezca.
P. Si le dicen, no ya hace 20 años, sino 10, que el pádel iba a estar donde está ahora, viajando por Oriente Medio, llegando a países en los que hasta hace poco no había una sola pista… ¿Qué hubiera pensado?
R. Que hubiese pasado tan rápido no lo habría pensado para nada. Yo siempre he sido una persona que me he sentado delante del circuito que estuviese porque siempre defendía que el jugador era lo más importante, y eso me llevó a chocar a veces con organizaciones anteriores. Ahora está Premier Padel haciendo un gran trabajo de expansión internacional, y aunque aún vamos a sitios donde falta cultura de pádel, ir cada año fomenta que el deporte crezca y se desarrolle en esos lugares. Hay muchas personas que están invirtiendo para hacer esto en muchas sedes, y no me cabe duda que en cinco años, no antes, en esos sitios acabarán llenándose las gradas.
P. ¿Es muy impactante ir casi a cualquier lugar del mundo y que haya una fila de gente esperando para hacerse fotos con usted? Su carrera empezó hace 30 años y vendiendo palas en las gradas para poder costearse ir a los torneos…
R. Estoy agradecido, soy un privilegiado. El jugador es cada vez más profesional, puede ayudar mucho a su familia y eso es lo mejor. Hay una cantidad de ingresos grande y yo, que he tenido la suerte de ir viendo el crecimiento de esto poco a poco, estoy muy feliz de que los chicos y chicas se puedan dedicar exclusivamente a esto. Ahora son profesionales 100%, y aunque hay mucho trabajo todavía por hacer, me enorgullece ver la salud de la que goza el pádel. Eso sí, he sido muy exigente conmigo mismo toda la vida y seguiré siéndolo con los que manejan el pádel ahora y en el futuro.
P. Antes de que llegue el fin de su carrera… Mundial. ¿Se ve entrando en la lista?
R. Reca fue muy claro conmigo y me dijo que yo estaba en el grupo de los que tenía que ganarme la plaza, y en esas estoy. Y si no me toca, me quedaré con el gran recuerdo de Dubai levantando el trofeo con 43 años.
P. Volviendo a la actualidad más inmediata. ¿Cómo llega a Madrid? ¿Ha descansado en verano?
R. No he descansado mucho, la verdad, siempre he aprovechado agosto para hacer una mini pretemporada para llegar bien a los tramos finales de año. De hecho es algo que me pasó con Arturo, con el que gané tres torneos en el tramo final de 2022. Suelo mostrar mi mejor versión de septiembre a diciembre, y en estos últimos tres meses de carrera, con más razón, quiero acabar jugando a un nivel en el que me sienta competitivo de verdad.
P. ¿Para qué están Bela y Tello ahora? Hace unos meses nos dijo que ‘su ronda’ eran los cuartos de final y que de ahí en adelante…
R. Hicimos una gira sudamericana muy buena, pero también tuvimos algunas derrotas en octavos, cayendo de primeras… Creo que debemos mantener cierta regularidad ahora, y si puede ser llegando a los picos buenos que hemos mostrado en algunos torneos para quedarnos con buen sabor de boca. Por momentos hemos dado la sensación de ser una pareja muy sólida y, en otros, que podíamos perder con cualquiera. Ojo, que se puede perder con cualquiera, vaya por delante, pero lo que quiero decir es que el hecho de que la pareja esté arriba es bueno, y para mantenerse es importantísimo mantener los picos de juego altos que ya hemos demostrado que tenemos.
P. ¿Cómo está a nivel físico? Los dos últimos años ha arrastrado diversas dolencias y problemas en forma de lesión.
R. Lo cierto es que cuando he querido apretar en la parte física siempre me ha pasado algo. El codo, el gemelo… entonces tengo ganas de jugar, jugar bien. Físicamente me siento cómodo y, como te decía antes, me sentía indestructible precisamente porque físicamente estaba muy bien, es lo que tradicionalmente me ha llenado de confianza en mi juego.
P. ¿De qué forma explicaría a alguien que no sigue el pádel que una persona de su edad compite contra chicos a los que le dobla en años?
R. La clave es adaptarse y reinventarse. Ahora la velocidad del juego es distinta y, en mi caso, la naturaleza hace que yo cada vez sea más lento. Hay una diferencia en la cancha que se ve rápidamente, claro, y que en vez de pegarle súper fuerte a la bola yo tenga que mandarla cerquita y colocada de la red, por ejemplo. Uno tiene que ir adaptándose, y eso es un reto que me ha encantado siempre. Siendo número 1 pensaba que tenía cosas que mejorar, imagínate si no lo pienso ahora…. El deporte te saca muy rápido, esto es así, y por eso me agarro con uñas y dientes para seguir siendo competitivo para que el pádel no me saque de una patada, sino dándome la mano y dejándome jugar hasta mi último día.
P. ¿El pádel va encaminado hacia un deporte solo de potencia?
R. El que juega al pádel, juega al pádel. Ahora parece que sólo vale pegarle, e incluso los niños pequeños quieren empezar sólo dándole fuerte a la bola antes de aprender los golpes más básicos. Mira, a mí lo que me ha llevado a estar aquí con 45 años es la solidez, al igual que a Lebrón y Galán consolidarse como números 1 tres años, por ejemplo. Alguien nos ha hecho creer que el pádel es solo pegada y no es así.
P. ¿Cómo de importante está siendo Premier Padel para el crecimiento de este deporte?
R. Yo creo que a día de hoy el pádel está aprendiendo a a caminar, podemos correr los 100 metros en 10 segundos… pero nos hace falta más tiempo. Con Premier alcanzará un nivel tremendo, siempre he dicho que el pádel es el deporte del futuro, lo veo en 10 años como algo muy muy potente en muchos rincones del planeta.
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