l Palau Sant Jordi vivió este domingo un reencuentro de lo más emocionante. Histórico, podría decirse. Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín, la mejor pareja de la historia del pádel, volvieron a compartir pista 10 años después en la despedida del ‘Boss’, que cuelga la pala a final de temporada.
Un dúo que superó todos los registros, que marcó una era en el deporte y que, con MARCA, en exclusiva y tras el precioso homenaje brindado a Bela durante el Premier Padel Finals, vuelven a conceder juntos una entrevista para recordar su etapa juntos y lo que esperan del futuro.
PREGUNTA. ¿Cuánto hacía de su última entrevista juntos?
RESPUESTA JUAN. Pff, debe hacer diez años lo menos, aunque recuerdo alguna posterior para algún acto… Creo que una que jugamos con paletas de madera con Lasaigues y Gattiker y ahí me suena que nos entrevistaron.
RESPUESTA BELA. Mucho, mucho, imagínate…
En su momento fue muy arriesgada la apuesta de jugar juntos, por parte de ambos
P. Año arriba o año abajo… lo que es seguro es que hoy es 21 de diciembre de 2024, y también un 21 de diciembre, pero de 2014, jugaron su último partido juntos. ¿Lo sabían?
R. J. ¡Eso es increíble!
R. B. ¡No te creo! Es precioso, qué lindo, tremendo, justo 10 años. Somos casi como el cometa Halley.
P. ¿Cómo han vivido el homenaje de despedida?
R. B. Yo hoy estaba muy nervioso, mucho. En Milán estaba tranquilísimo, no sé si porque sabía que me iban a limpiar a la tarde. Hoy iba a ir al gimnasio para descargar pero no fui capaz, me quedé en casa… Y cuando salí a la pista me temblaron las piernas.
R. J. Yo, más tranquilo, la verdad, hoy el centro de atención era él, ya a mí me tocó pasar lo mismo el año pasado y entiendo sus nervios. Yo recuerdo mi último torneo y parecía que casi no sabía ni jugar. Encima hoy tiene a más de 15.000 tipos, nosotros venimos de un pádel que no es este y su carrera acaba de esta forma, con un reconocimiento increíble y creo que es poco todo lo que se merece.
Bela es un guerrero, siempre tuvo claras sus limitaciones, optimizó todo y por eso encajó con todos los compañeros que tuvo
P. Les dicen una década que se volverían a ‘despedir’ el uno con el otro en un Sant Jordi, con el pádel que hay a día de hoy jugando en sitios increíbles… ¿Qué habrían pensado?
R. B. En mi vida, jamás, ante miles de personas como dijo Juan… En el pádel por suerte los chicos van a ir ganando más dinero, pero a nivel de estadios te diría que ya está en sitios prácticamente únicos cuya asistencia será difícil de superar. Y hoy habernos juntado ante todos ellos aunque sea jugando unos tiebreaks… es buenísimo.
Juan, ¿podría seleccionar algún recuerdo de su etapa con Bela?
R. J. Siempre que me preguntan digo que lo que más valoro es la confianza que nos teníamos dentro y fuera de la cancha. En 13 años seguro que le han dicho de jugar más jugadores, a mí no tantos (risas) pero había tentaciones de poder cambiar… Hoy por ejemplo siempre está el runrún en parejas más recientes que parece que uno siempre quiere superar al otro, por lo que sea. Fue fundamental para mí la confianza que nos teníamos, con una mirada sabíamos todo, no hacía falta ni hablar aunque uno quisiese echar bronca al otro. En la batalla se dicen cosas sin pensar, pero sabíamos que en el fondo todo eso era bueno.
P. ¿Les queda alguna espinita clavada?
R. J. Quizás haber ganado el último partido, ¿no? [Master Final de 2014, perdieron ante Maxi Sánchez y Sanyo Gutiérrez]
Nosotros en su momento teníamos mucha gente alrededor, pero gente que sabía de pádel, y hoy al lado del profesional del pádel hay tanta gente con intereses diferentes… al pibe le dicen muchas cosas, demasiadas
R. B. ¡Él pensaba que se jugaba a cinco sets! (risas).
R. J. Yo me quedé pensando… ¿pero esto qué es? Veía que los otros festejaban demasiado… (risas)
P. Volvemos al año en el que llama a Bela, en un Tony Roma’s cerca del Bernabéu… Usted, Juan, es cuatro años mayor y ya estaba más consolidado. ¿Qué vio en él para llamarle?
R. J. En 2001 apenas lo conocía, yo llevaba ya cuatro años o así en España, sabía que había competido con Mati Díaz y poco más. Pero cuando le vi jugar me pareció increíble, yo andaba con Auguste, y para el momento solo nos habíamos peleado alguna vez en contra, algún roce había habido… pero ya.
R. B. Yo tuve que recoger cable porque ya tenía apalabrado a mi compañero de aquel entonces, Pablo Semprún.
R. J. Obviamente no sabíamos qué iba a pasar, pero decidí apostar por ese chico que jugaba ‘un huevo’. En su momento fue algo arriesgado para los dos.
Hoy le han hecho creer al jugador que es mejor tener a alguien que te siga con la cámara a todos lados a que te ‘rompas el culo’ a diario con tu preparador físico
P. Estuvieron 13 años en lo más alto. Bela, siempre dijo que no fue bueno para el pádel que estuviesen tanto como números 1. ¿Qué opinan ahora, sobre todo en una época de inmediatez en la que los proyectos duran muy poco?
R. B. Mira, el pádel nunca ha estado parejo y siempre han ganado torneos muy pocas parejas. Pero hago esta reflexión. Seba y Gaby estuvieron 9 años de número 2, Juani y Pablo también otros cinco años… Pero al día siguiente se iban a entrenar y no se echaban las culpas ni se separaban. Nosotros en su momento teníamos mucha gente alrededor, pero gente que sabía de pádel, y hoy al lado del profesional del pádel hay tanta gente con intereses diferentes… al pibe le dicen muchas cosas, demasiadas. Nosotros jugamos juntos contra los que teníamos enfrente, no competía contra Juan, no quería ser mejor que él. Las parejas se rompen rápido ahora porque se van a cenar con sus equipos, con quien sea, hay ocho personas… y solo una que sabe de pádel, que es el entrenador.
R. J. Ahora están el dinero, las redes sociales, los managers… creo que hoy pasan muchas cosas alrededor de un jugador y hay más tentación para pensar ‘bueno, me conviene esto porque alguien me lo dijo…’ . Es más difícil ahora para un chico porque tiene como dice Bela mucha gente alrededor.
A día de hoy muchos quieren sobresalir por encima del compañero; yo jamás me paré a pensar si Bela ganaba más que yo o cosas así
R. B. Hoy le han hecho creer al jugador que es mejor tener a alguien que te siga con la cámara a todos lados a que te ‘rompas el culo’ a diario con tu preparador físico.
R. J. Yo como espectador soy fan de Reca-Nerone, de Bela-Díaz, de Mieres-Lima… no de un jugador, soy fan de un deporte en equipo, aunque siempre hemos dicho que esto es un juego de dos pero individual, porque muchas veces alguno quiere sobresalir hasta más allá de su compañero. Y eso es un problemón. Nosotros, si uno ganaba más que el otro es que ni lo pensábamos. Yo fui un cero a la izquierda por ejemplo para ir a una exhibición, pero iba Bela y sabía que iba a luchar por lo mejor para mí, estaba tranquilo. Y hoy es que habría hasta más competencia, y uno diría ‘oye, yo quiero ganar más que el otro…’. Para bien, ahora está que ganan millones de euros, que los estadios están llenos, que hoy como a Bela le despide Nadal… pues cosas que en su momento pensábamos que eran imposibles.
P. ¿Les da miedo esto para el futuro?
R. B. Miedo no, pero ojo. Siempre he dicho que sobre la pista tenemos el futuro asegurado con el nivelazo de los chicos, pero espero que no se pierda la esencia del deportista.
R. J. La sociedad va a toda prisa y muchas veces es necesario que alguien te agarre y te diga ‘para, piensa, escucha’. Como te dije hace unos meses, en la vida ahora se quiere ganar, inmediatez, el número 1… y tiramos por la borda muchas cosas. Si los entrenadores, los padres y los niños o jugadores profesionales no entienden que no es un fracaso perder en una primera ronda o que, simplemente, hay años en los que vas a jugar peor…
Como dijo el padre de Juan en un documental: nos queremos y nos respetamos más de lo que pensamos
P. ¿Cómo se definirían el uno al otro dentro y fuera de la pista?
R. B. Dentro estuve 13 años a su lado y nunca dejó de sorprenderme. Para mí es el mejor. Y fuera me quedo con una frase que dijo su padre en un documental: ‘nos queremos y nos respetamos más que los pensamos’. Yo he aprendido mucho de él, crecí viéndole cómo formaba a su familia, cómo iba quemando etapas de su vida y aquello me sirvió mucho.
R. J. Yo igual, la verdad, sobre todo en lo de fuera de la pista. Y dentro de la cancha lo defino como un guerrero. Siempre subo sus limitaciones, que eso es fundamental para saber lo qje Optimizó todo y por eso mismo terminó encajando con cualquier jugador que vino después, no solo conmigo.
P. ¿Igualará alguien sus 13 años como números 1?
R. B. De momento tenemos 11 de ventaja con respecto a Agus y Arturo… y ojo que como llegue el momento, algo les diré… ¡al menos para quedar empatados! (risas).
P. ¿De qué forma les gustaría ser recordados?